viernes, 25 de noviembre de 2011

Tanto dolor en tu vida
tuviste que soportar
que caíste malherida,
te olvidaste de volar.
Y ahora ahí estás, sepultada
y sin poder respirar.
Hasta el brillo en tu mirada
se está dejando apagar
y un silencio se apodera
de la ciega oscuridad,
muerte en vida que te atrapa
y no te quiere soltar.
Lágrimas que corren secas,
queriendo hasta el mar llegar,
emociones, sentimientos
que ya no puedes callar.
Y es entonces cuando surge
una luz azul que cubre
tu cuerpo de claridad.
Es tu alma, que te habla,
que no se quiere apagar,
que desea ser corsaria
y la lucha continuar.
Alma que no se ha cansado
de en el tiempo perdurar
y Fe tiene en que algún día
sus alas podrá agitar
y continuar con su vuelvo
y horizontes superar.

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