sábado, 15 de enero de 2011

Ernest Lluch

Tal vez much@s no conozcáis a este Doctor en Ciencias Económicas por la Universidad de Barcelona, nacido en la comarca del Maresme, en Vilasar de Mar. el 21 de Enero de 1937 en el año, otr@s tal vez lo recordéis por ser el primer ministro de Sanidad y Consumo que hubo en la época de Felipe  Gonzalez. 

Antes de adentrarme en su valía como hombre os haré un poco de resumen de su trayectoria aunque cuando lo veías o hablabas con el, era una persona cercana y encantadora.

Doctor en Ciencias Económicas por la Universidad de Barcelona, amplió estudios en La Sorbona de París. Siendo profesor ayudante en la Universidad de Barcelona, fue expedientado, detenido en varias ocasiones y expulsado de la Universidad por su actividad política anti-franquista.
Catedrático de Economía en la Universidad de Valencia (1974) y de Historia de Doctrinas Económicas de la Universidad Central de Barcelona. Su último cargo oficial fue el de Rector de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo deSantander, puesto que desempeñó desde 1989 hasta 1995.
En abril de 1980 fue elegido portavoz de los socialistas catalanes en el Congreso y dos años más tarde, en las elecciones de octubre de 1982, resultó elegido diputado por el PSC-PSOE. Felipe González le nombró ministro de Sanidad y Consumo en el primer gobierno socialista, puesto en el que estuvo hasta el año 1986.
En mayo de 1986 se retiró del primer plano político para reincorporarse a la cátedra de Historia de Doctrinas Económicas de la Universidad Central de Barcelona. El 2 de enero de 1989, tomó posesión como rector de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander (UIMP).

Este hombre tímido siempre estuvo por el dialogo con la Banda Terrorista ETA, y mira por donde un 21 de noviembre de 2000 fue matado con un tiro en la nuca en el garaje de su casa, se dice se rumorea que el tiro no iba para el ... pero son rumores. Era ante todo un hombre bueno, un socialista de principios, un hombre de la paz ....

A partir de ese momento el PSC catalán se pone manos a la obra y empieza a jugar sus cartas, se abre una sala en la sede del partido con su nombre.

Pero volvamos a su asesinato:
 

 El día 22 de noviembre de 2000 los nacionalistas vascos de ETA acabaron con la vida del profesor de la Universidad de Barcelona y ex-ministro socialista de Sanidad, Ernest Lluch Martín, un hombre catalán y demócrata por los cuatro costados. Lo mataron en el garaje de su piso de Barcelona, cuando regresaba a casa tras una intensa jornada de trabajo en la Universidad. Dos despreciables nacionalistas vascos de ETA le esperaban ocultos entre las columnas del aparcamiento subterráneo y en cuanto vieron que salía del coche se dirigieron a él y le dispararon dos tiros en la cabeza.
Ernest Lluch era un hombre demócrata, inteligente y muy culto. Sus asesinos no. Por eso lo mataron. Las primeras noticias del atentado fueron confusas ya que lo primero que se conoció fue la explosión de un coche en un lugar apartado y que no causó daños. Lógicamente era muy extraño que ETA hubiera puesto un coche bomba para no matar a nadie ni causar destrozos, y por ese motivo no se entendía bien aquella explosión. Dos horas más tarde un vecino encontró a Ernest Lluch en el garaje, tendido en el suelo, al lado de su coche y bañado en sangre. Entonces fue cuando se comprendió todo. Después de asesinar a Lluch, los terroristas huyeron en un vehículo robado que explosionaron para no dejar huellas. Todos los que le conocían coinciden en que Ernest Lluch era un hombre extraordinario que siempre luchó por una España mejor para todos. Sus alumnos de la Universidad le han agradecido sobre todo que "les enseñara a pensar", porque Lluch no era simplemente un catedrático que se limitase a dar sus clases, Lluch era un auténtico maestro en el arte de enseñar todo lo bueno que tiene la cultura, pero siempre desde la perspectiva más humanista. Lluch era, simplemente, un hombre bueno. Los nacionalistas vascos más violentos ya se enfrentaron a él en varias ocasiones, aunque la más recordada es aquélla en que, desde una manifestación del nacionalismo radical, le insultaron a gritos por estar a favor de la paz y el diálogo. Lluch no no se arredró por ello y les dio las gracias por sus gritos manifestándoles su alegría ya que "antes mataban y ahora sólo gritaban". En aquel momento estábamos en plena tregua y Lluch se sentía feliz por el hecho de que los nacionalistas vascos radicales se limitasen a gritar y a insultar...

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